Luego de un día pesado, amanecí con una contractura de cuello, omóplato y brazo (entre el hombro y el codo) formidable!
Lo que me hizo estar todo el día con un dolor molesto, y cierto dejo de malhumor.
A pesar de eso logré ir a trabajar medio día.
Llegó la noche, fui a hacer unas compras y finalmente llegué a casa.
Y me dieron ganas de cenar algo rico.
Miré dentro de la heladera: una suprema de pollo que dejé para descongelar hoy, una bandejita de puerros, otra de cebollitas de verdeo, y unos brócolis pequeños hervidos que me sobraron de antenoche.
Manos a la obra y a pensar!
Piqué finita las cebollitas de verdeo y el puerro. Corte a la mitad los brócolis para que queden pequeños bocados.
En una sartén puse apenas aceite y vertí el verdeo y el puerro para que se salteen. Con un poquito de sal para que suden.
Luego, corte la suprema de pollo sin piel, en cubitos.
Una vez semicocidas las verduras, agregué el pollo en la sarten, para que se cocine.
Condimenté con pimentón dulce, pimienta, salsa de soja. Removiendo con una cuchara de madera, para que los ingredientes se incorporen y cocinen de forma pareja.
Cuando el pollo está casi cocido, agregué los brócolis, porque como se encontraban cocidos solo necesitan entibiarse con el resto de los ingredientes.
Todo el proceso lleva unos 10 minutos en total, y da lugar a un plato muy sabroso.
Acompañado con la bebida que quieran ustedes. Yo adicioné una taza de sopa de verduras que preparé ayer.
Sirve mimarse un poco, sobre todo luego de haber tenido un día complicado. Nada más lindo que sentarse a saborear algo rico, y despejar la mente.
Para mi la cocina representa eso. Un rato en mi pequeño mundo, oyendo buena música o en compañía de mi estación de radio favorita, y creando algo rico. Mi mente vuela lejos y aprovecha para tomarse un descanso.
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