Para mi la curiosidad y las ganas de aprender constituyen un arte que se va perdiendo. Este Blog está dedicado para aquellos que no pierden su interés por las cosas simples y no tan simples de la vida.
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Un espacio para leer, aprende y encontrar cosas que pueden resultar interesantes.
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Mónica
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Mónica
viernes, 1 de abril de 2011
La hermana patona de Cenicienta...
Si, así me sentí anteayer.
Y quien diga que cada año los talles tanto de ropa como de zapatos no varían, está fuera de sus cabales.
Yo suelo comprar zapatos de precios "normales" en casas "normales", léase: son zapatos para todos los días.
Qué pretendo con esto: que sean zapatos cómodos, medianamente durables, accesibles en precio y lindos. Utopía?
No! Puede ser realidad!
Pero esta vez me quedé perpleja.
Con mi metro 80 de altura, yo calzo 39/40, con lo que mi pie no es excesivamente grande ni es pequeño. Es regular.
De hecho los números más vendidos en Argentina van del 38 al 40 en calzados de mujer. Así que digamos, estoy dentro
de la media nacional.
Vi unas ballerinas o "chatitas" que me gustaron como calzado de entretiempo, para ir abandonando las sandalias y zapatos
con "dedos afuera" y comenzar el proceso de muda de otoño - invierno.
Mis pies, aclaro, siguen siendo los mismos, no engordaron ni se alargaron de golpe.
Pido los zapatos en mi talle. Me los traen, y me los pruebo.
Hete aquí que mis pobres pies parecían matambres! Si! Entraban en el zapato, pero parecía la hermana patona de Cenicienta!!
Le pregunto a la vendedora si no serían un talle más chico y me contesta con un seco: " Son número 40", cosa que me hizo sentir más
patona aún!
Pero como no soy de las que se acomplejan, volví con un: " Hasta qué número vienen estos zapatos?". La vendedora me contesta:
"Hasta el 40" (la patona está en el horno!).
Casualmente llevaba puestos unos zapatos de la misma casa, del año anterior. Con lo que me saqué el zapato y medí el largo de las zuelas.
Hete aquí que había medio centímetro de MENOS de diferencia.
Le mostré tanto a la vendedora como a la encargada. Ambas se quedaron mirando alternativamente los zapatos y mi cara.
Senté precedente y gané mi caso.
Definitivamente, no soy la hermana patona de Cenicienta. Los fabricantes de zapatos se dedican a achicarnos las expectativas.
Así que mis queridas amigas, cuando vayan a comprar zapatos, y su número no calce a sus pies, midan los zapatos! Da resultado!!!
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